Años atrás, Vila-seca contaba con distintas torres de vigilancia o defensa que cerraban la ciudad para protegerla de posibles ataques. Muchas de estas torres aun se conservan hoy en día como un elemento patrimonial del centro histórico del municipio.
Las Torres de Defensa son algunos de los ítems de la ruta para conocer el centro histórico de Vila-seca a través de los monumentos patrimoniales que disponen de un código QR.
Además de las mencionadas, en el término municipal y alrededores todavía se pueden ver los restos otras torres de defensa. Es el caso, por ejemplo, de la Torre dels Carboners, la del Mas d’en Ramon, la Torre de Virgili, Torre de ca Poblet y Torre de ca Cervelló.
Torre de la Tuies del Cafè
La Torre de la Tuies de Cafè (s.XVI) se encuentra en la calle de Sant Antoni, a las afueras de la muralla, en el tramo occidental. Hoy en día, la torre está incluida dentro de las viviendas, pero la abertura de la calle Abat Aureli Escarré permite visualizar en toda su altura la fachada meridional.
La estructura de la torre es de planta cuadrada de 4,4 metros de lado y 50 centímetros de grosor de muros. Se conserva un matacán en una de las caras laterales, que servía para vigilar y defenderse de los enemigos durante los ataques.
Torre de la Abadía
La torre de la Abadia es la única que está englobada dentro del recinto que forma el rectángulo irregular del primer vallado de Vila-seca, a diferencia de las otras dos, de tal manera que las paredes han quedado unidas en las casas que la rodean.
De planta cuadrada, está constituida por una planta baja y tres pisos y una terraza superior acabada con almenas que, en una reciente restauración, han sido elevados un metro por encima de su nivel originario, de forma que la altura que se observa actualmente no tiene nada que ver con la primitiva.
Cronológicamente se puede situar a finales del siglo XII. Fue restaurada el 1600, siendo rector de Vila-seca Pere Gebelí, tal y como consta al sillar grabado en latín de la fachada de la calle Major, la transcripción del cual dice: “Por Dios en su máxima bondad y de Maria siempre virgen y por el Santo Protomartir Esteve, arregló este taller existiendo hasta el momento como rector Pere Gebellí en 1600 desde el parto de la virgen.” Fue el momento en que se amplió la abadía y empezar a construir la nueva iglesia.
Torre de la Ardiaca
Después de las obras de restauración del ábside de la iglesia medieval, se descubrió una torre que, por las marcas de picapedreros y los restos casi imperceptibles de una ventana germinada gótica, apuntaban que fue construida hacia la primera mitad del siglo XIV. Su interior se corresponde con la sacristía de la iglesia.
Esta torre, llamada de l’Ardiaca, se especula que, por sus medidas (más de 50m2 de base), fue la torre principal de la antigua Vila-seca del Comú, anexada a la desaparecida iglesia medieval, que habría formado parte de la fortaleza del castillo que el señor eclesiástico de la villa hizo construir.
Torre del Delme
La Torre del Delme, también conocida por la Torre Guardiola, se encuentra en la estrecha calle de Riudoms, en el edificio de Cal Delme. Formaba parte del conjunto de dependencias pertenecientes a la Casa Delmària de l’Ardiaca, en la misma calle, dentro del primer perímetro amurallado de Vila-seca. Era el lugar donde los vila-secanos pagaban el delme, es decir, los tributos.
La actual torre fue construida en el siglo XVI, pero su estructura es mucho más antigua, del siglo XII. Junto con otras tres torres, conformaban ahora hace 800 años, el inicio de un recinto protegido por la naciente población. Los magníficos ventanales con molduras decorativas, impropias de la edad media, son aperturas hechas en el siglo XIV y permitieron mejorar las condiciones de habitabilidad, más adecuados para la época.
Se puede acceder a este edifico a través de la plaça de Voltes. Su planta hace 5,6 metros por 5,2 metros y el grosor de sus muros, 60 centímetros. Es la torre que mejor mantiene su aspecto original.